Dulces, suculentas y colgando pesadamente de la rama, las peras están listas para la cosecha hacia el final del verano y hasta el otoño, cuando han florecido con el calor de la tarde. A diferencia de la mayoría de las frutas, las peras maduran mejor fuera del árbol. Por lo tanto, deben recolectarse antes de que estén completamente maduras, cuando estén firmes al tacto, se desprendan fácilmente de la rama y tengan una jugosidad aromática. La pera perfectamente madura puede ser una cosa deliciosa y rara, como dijo una vez el escritor estadounidense Ralph Waldo Emerson: "Solo hay 10 minutos en la vida de una pera cuando es perfecta para comer".

Se cree que los perales se originaron en la región del Cáucaso, alrededor de los mares Negro y Caspio, hace mucho tiempo, antes de extenderse a Europa y Asia. En su poema épico La Odisea, el poeta griego Homero describe cómo el héroe Odiseo admiraba los perales de Alcínoo, rey de los feacios, bendecidos por los dioses para que dieran frutos durante todo el año. Los chinos consideran a la pera como un símbolo de inmortalidad debido a la longevidad de los árboles, y solían fumar hojas de pera antes de que el tabaco se pusiera de moda.

En su libro, Historia Natural, el autor romano Plinio el Viejo describe cómo se guisan las peras con miel. Los romanos eran muy aficionados a la fruta, la comían cocida y cruda, mientras que los antiguos griegos la usaban en tratamientos contra las náuseas. En la mitología griega, la pera, con sus curvas femeninas, es sagrada para Afrodita, la diosa del amor, y Hera, la reina de los dioses. El rey Enrique III de Inglaterra era tan fanático de las peras que hizo que las enviaran a través del Canal de la Mancha desde La Rochelle-Normande, y no solo para complacer a su esposa francesa.

Más bien románticamente, la pera es un miembro de la familia de las rosas. Su fragancia es dulce y rural, en capas y fresca. Aquí en Jo Malone London, para nuestra colonia English Pear & Freesia hemos mezclado la fruta con freesia brillante y vivaz para crear un aroma que encapsula la "temporada de nieblas y fructificación suave" de Keats. Picnics en la hierba alta. Abejas zumbando somnolientas. Los rayos del sol se extienden a baja altura sobre los campos, calentando la tierra a medida que pasan las nubes.