El encanto de la uva no debe subestimarse. Representada colgando sobre las bocas de dioses, héroes, emperadores y reyes en el arte, la cerámica, la poesía y más allá, ha sido durante siglos símbolo de opulencia, indulgencia y deseo, tan antigua como la civilización misma. Pequeñas gotas de tentación que, al ser tomadas de la vid, estallan con dulzura en un solo bocado.

En la mitología griega, Dionisio, dios del vino, transformó a un amante perdido en una vid. De hecho, las mitologías, el folclore y las religiones de muchas culturas cuentan historias sobre este preciado regalo de la naturaleza. Símbolo de abundancia y prosperidad, el mundo antiguo nunca se sació de estas jugosas joyas. Se dice que las variedades rojas y negras son especialmente ricas en antioxidantes y vitamina C. Cultivadas desde el año 6000 a.C., las vides extendieron sus raíces desde Egipto hasta Asia Menor, floreciendo en todo el Imperio Romano y cautivando a todos los que se cruzaban con ellas en cualquiera de sus formas.

La savia de la vid se utilizaba tradicionalmente en la medicina popular con la esperanza de aliviar afecciones de la piel y tratar infecciones oculares, mientras que las hojas se aplicaban sobre heridas para detener el sangrado. Un ungüento natural con propiedades antibacterianas y antiinflamatorias, del que se decía que aportaba luminosidad a la piel y ayudaba a purificar el hígado. Un verdadero todoterreno de la naturaleza.

Con una historia tan distinguida, es justo que la vid tome el papel protagonista en nuestra nueva colección. Se dice que fue cultivada en los Jardines Colgantes, donde un noble rey creó un jardín especial para su amada reina, repleto de vegetación exuberante. Un paraíso para escapar, con resplandecientes cascadas y maravillosas terrazas verdes, donde los frutos de la vid se disfrutaban durante las reuniones sociales.

Hemos combinado esta inusual nota de vid entrelazada, amaderada y con un toque de ámbar cálido, con las notas jugosas de la uva y la frescura del chipre. Un giro moderno al clásico fougère. Una reinvención de un jardín perfumado, célebre en todo el mundo por su asombrosa belleza y concebido como un gesto de amor eterno.